Estado

Los celos de Michelle

ESCENARIO POLÍTICO

Por Marco Antonio Torres De León
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´De por sí es poco el amor, pa’ desperdiciarlo en celos’, dice el refrán.

Refrán que parece caerle como anillo al dedo a Barack Obama y a su esposa Michelle Obama.

Pero mejor empezemos.

Entre fiesta masiva de uruguayos por la despenalización de venta, siembra, tráfico y consumo de marihuana (primer país del mundo en conseguirlo); entre los celos femeninos de MICHELLE OBAMA por los deslices de su marido BARACK OBAMA en los funerales de NELSOL MANDELA, y entretanto se generan apuestas a favor o en contra del América o del León, empezamos esta colaboración.

Además, entre ruido de tambores y tamboriles tribales de miles de guadalupanos que aquí afuera, en plenas calles del Mante en el cálido sur tamaulipeco cantan –o preparan cantos- a la Virgen de Guadalupe entonándole ‘mañanitas’, en festiva celebración religiosa.

Y en medio de una víspera navideña evolucionada y revolucionada, donde el jefe de gobierno del DF MIGUEL MANCERA ESPINOSA amaga con aumentar dolorosamente costos del pasaje del metro de 3 a 5 pesos (70 % de incremento) pese al acentuado descontento de los capitalinos, es hora que iniciemos esta columna.

Y entretanto el presidente municipal PABLO GONZÁLEZ LEÓN trabaja cerca, muy cerca de los mantenses solucionando problemas y sosteniendo entrevistas con grupos, organismos o instituciones locales para solucionar y generar caminos de desarrollo y avance social, económico y urbanístico entre mantenses, es momento de abordar con más profundidad temáticas diversas.

En la víspera de navidad, y pese a encarar el reto de llegar al 2014 fuerte, bien posicionado y con pasos firmes y decididos, el alcalde Pablo González León hoy sostuvo encuentro con antorchistas, a quienes atendió diligentemente, entregándoles 1 millón 500 mil pesos en apoyos diversos.

Gesto oficial que los antorchistas le agradecieron, en una salutación en privado celebrada en su despacho, en presidencia municipal.

Pablo González León aseguró que las peticiones del antorchismo serán atendidas con atingencia y que su compromiso desde el día que asumió su tarea de alcalde es resolver lo que salga al paso, sean problemas, metas o retos urbanísticos o de progreso y desarrollo; afirmó que lo hará con sentido justo e igualitario.

Así las cosas, una vez que volvimos de Colombia, a donde fuimos a vacacionar por 23 días, volvemos a las tareas habituales de redactar, o al menos, de intentar generar opinión a través de las letras.

Comparto a mis lectores que estando en el aeropuerto internacional El Dorado, hoy llamado ‘Luis Carlos Galán’ en homenaje póstumo a aquél político colombiano oriundo de Bucaramanga y asesinado trágicamente en Soacha, al sur de Bogotá, antes de las elecciones presidenciales del año 1989, vi el que parecía ser el último libro en el estante de Gabriel García Márquez, escritor mundialmente reconocido.

Si dudar un instante, comprobé que por extrañas razones su precio era una ganga.

Su costo, 13 dólares cifras cerradas; es decir, 28 mil 500 pesos colombianos.

Pero más desglosadamente, traducido a pesos mexicanos con un costo de 160 pesos.

Como decía mi abuelito José, poco más, poco menos.

Lo compré a un costo bajo realmente, si tomo en cuenta el valor simbólico o prefigurado que significa el haberlo adquirido en aquél hermoso país, donde nació el escritor.

El nombre del libro, Cien Años de Soledad.

Hojeando algunas de sus primeras páginas, comprobé que el uso de gerundios en literatura no siempre es chocante ni mezquino, pese a que los cánones ordenan ser usados poco, o mejor dicho, casi nada.

Tras hojear su libro (solo las primeras páginas) constaté que si los gerundios son tema prohibido o tabú en el mundo de la literatura, este ‘ente´supo perdonar bien la prefigura del colombiano, quien se valió de algunas trampas para hacer de Cien Años de Soledad una obra perfecta.

Pues su faena literaria, pese a su insistencia sobre el manejo de palabras o términos en gerundio como ‘caminando’, ‘leyendo’, ’urdiendo’ ‘mirando’ no pierde jamás equilibrio.

Por el contrario, la mejora.

Quizá al nacido en Aracataca, Magdalena, Colombia y creador del precioso pueblo de ensueño llamado Macondo (se cree que el pueblo y la trama era autobiográfica) el gerundio le condonó adeudos, honrándolo por llamarse Gabriel García Márquez. Así, sin más.

Constatamos la razón por la que tanto al mexicano JUAN RULFO como al colombiano GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ con sus obras ‘El Llano en Llamas’ y ‘Cien Años de Soledad’ respectivamente los denominan mundialmente como los máximos exponentes del realismo mágico.

El realismo mágico como corriente literaria persigue en síntesis algunos cánones y formatos creados y delimitados, con características únicas para ser aceptados como tal.

Su definición lo dice: ‘realismo mágico’.

Lo cual es tanto como tener una marcada inquietud estilística –por parte del escritor- por plasmar cosas o escenas irreales o extrañas, preocupándose con agudeza por hacerlas aparecer como algo ordinario, normal, cotidiano o común.

Alguien describe al realismo mágico como la pretensión de ´dar verosimilitud interna a lo fantástico o irreal’.

Fue así como JUAN RULFO plasmó el realismo mágico en ‘El Llano en Llamas’ describiendo escenas fantasmagóricas como son entre otras cosas, parcelas secas, nopaleras, hombres flacuchos como la muerte, calles polvorientas y casuchas fantasmales.

Fue así también como Rulfo creó escenas irreales, crueles y fantasmales como aquélla obra llamada ‘Diles que no me Maten’ donde hace aparecer a un anciano llamado Juvencio quien es llevado oculto bajo la sombra de la noche (cobijada por la luna) al cadalso, al patíbulo, por dar muerte a machetazos a su compadre Lupe Terreros, tras haberse negado a darle pasto a su ganado cuando la sequía mataba a sus animales.

Gabriel García Márquez por su parte, describe escenas similares en Cien Años de Soledad, cumple cánones y órdenes.

La diferencia es que contrario a Juan Rulfo, García Márquez no alude a tierras secas, polvorientas, abandonadas, ni a coyotes aullando, ni a niños panzones de tantas lombrices, sino a campos bravíos, vividos, humedecidos, tropicales, tal como los vio él en su natal Aracataca (Macondo).

Habla García Márquez de José Arcadio Buendía y Ursula Iguarán, sus personajes de guerra.

En fin, una hora antes del vuelo de regreso a México en un Boeing 747, este redactor vio en la estantería de una tienda para turistas (shop) un libro bastante llamativo. Vio el coste y determinado, caminé para comprarlo.

Ya está en casa, a salvo.

Ya para acabar esta columna, diremos que nos llama fuerte la atención la salida voluntaria de la pasarela política de Tamaulipas de aquél coordinador de Giras del presidente Enrique Peña Nieto que ya nadie recuerda, ALEJANDRO GUEVARA COBOS, quien de pronto no volvió a su terruño.

Y si ha estado por aquí, ha sido con reservas, cuidando de no ser muy visto.

El pueblo es chico aquí, por ende el infierno es grande.

Parece ser que desde aquélla vez que Peña Nieto viajó a Indonesia y Guevara Cobos armó tremenda farra nocturnal aquí, el mantense comenzó a desaparecer de escena.

Bien, hasta aquí por hoy, en breve nos leeremos.

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