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¿Peña Nieto elegirá al sucesor de Egidio?

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ESCENARIO POLÍTICO

Por Marco Antonio Torres De León

Por regla general, los perdedores innobles siempre buscan justificar sus derrotas frente a aquél que los derrotó.

Y para eso crean en su andante laboratorio químico inventivas perversas, que asolen y acorralen a su adversario vencedor, hasta defenestrarlo creándole mala fama.

Pues bien, ahí va el siguiente dicho.

Si hay por ahí políticos mantenses mezquinamente proclives a culpar de su ‘victoria’ a Pablo González León, créanlo, están siendo vistos y contemplados.

Con ojo clínico están siendo examinados. Y sus dichos y ataques por la espalda están siendo vistos, como por rayos equis.

Porque por ahí anda José Reyes Guevara Servín muy ocupado haciendo política de calle, de café, de zaguán y se hace acompañar de un par de pájaros de cuenta, los clásicos llevan y traen, chismosos, uno llamado Ramón Picazo y otro más de apelativo Camero.

No sabemos quién le dijo a Reyes Guevara que llevar ‘porros’ a su lado, le ayudaba a fomentar y enriquecer su deteriorada imagen, misma que nunca logró pulir, por extrañas causas, cuando en verdad lo necesitaba, en tiempos de guerra electoral.

Hoy Reyes Guevara apoya a ALEJANDRO GUEVARA COBOS por debajo del agua en su proyecto a gobernar Tamaulipas. Y aun asi, aplica mal los esquemas, yendo acompañado de personas non gratas de la política.

Es lamentable que Reyes Guevara Servín no aprenda que en política, se debe proceder con nivel, con altura y sensata educación. Y no hacerte acompañar de hombres vanidosos, egocéntricos y amantes de sí mismos.

Aunque los dos le cuesten barato, Reyes Guevara debe caminar solo a donde quiera que vaya. Como hacen los grandes, que no necesitan de ‘guajes’ para nadar.

Nunca olvidamos que un día Pablo González León, antes de asumir funciones como alcalde le confesó a este columnista: ‘Me cansa ir acompañado de gente a mí alrededor (no estoy acostumbrado a traer chofer ni ayudantes), me gusta ir solo, viajar solo, manejar yo mismo mi propia camionera e ir a donde yo quiera’.

En realidad a Pablo le genera fastidio la parafernalia, la rígida costumbre republicana de recibir loores, honras y alabanzas malamente fingidas. Le cansa recibir lisonjas de seres que por necesidad y por hipocresía lo cercan..

Aun no asumía cargo de alcalde, y Pablo González León ya manifestaba su real personalidad. Creía –y cree- en sí mismo, como cree en sí mismo todo buen caballero, independiente, centrado, cabal.

Así pues, lo que son las cosas, Pablo González León es en este momento un político sencillo, afable, llano y franco, que detesta la parafernalia y los hipócritas besamanos en todas las manifestaciones.

Así pues, más odioso es hallar gente que se dedica a la política, que siguen aquéllos esquemas de auto-lapidación, llevando a su alrededor ‘porros’ y seres huecos, sin amor por sus conciudadanos.

Hasta aquí con este penoso tema.

Mejor hablemos de don Aarón el peluquero, mi amigo.

Don Aarón, mi amigo peluquero es un espécimen en peligro de extinción. En la actualidad, los peluqueros han sido suplantados por los estilistas.
Don Aarón es el mejor peluquero del Mante sin duda alguna. Y por sus años acumulados, pido a Dios viva muchos años más. Cuando don Aarón camina se ve en su espalda el peso de los años.

De andar cansado, fatigado, retoba para avanzar, y mentalmente pide a Dios que sus distancias se acorten.

A vuelo de pájaro, le calculo unos 80 años de edad, poco más o poco menos, como decía mi abuelo José.
Por eso, en lo personal digo ‘larga vida a don Aarón’, parafraseando a aquél dicho seudo-redentor de los alemanes al perverso Fuhrer, ‘larga vida a Hitler’.
Don Aarón es mi peluquero desde hace 21 años.
A don Aarón yo lo llamo cariñosamente ‘el protector de los desamparados’.
Pues ahí, en su peluquería, misma que hasta hace 14 años se ubicaba en la calle Galeana cerquita del diario El Tiempo, el peluquero Aarón aglutinaba (apilaba) al rango social más bajo del pueblo, a lo más pobre, a lo más menesteroso.
A las sillas de su negocio llegaban a sentarse limosneros, semilleros, paleteros, vendedores de chucherías, de raspas, de periódicos, boleros. Siempre hombre de gran corazón, don Aarón no dudó nunca en dar cabida a la gente más marginada del pueblo. Siempre a cambio de nada.

A lo sumo, don Aarón pedía favores pequeños: ‘Lazarito, vas a la tienda a comprarme dos jabones, un talco y unas navajas de rasurar?

Luego que Lazarito volvía, unos 30 minutos después, casi en el instante volvían a oírse los ronquidos.

Era Lazarito, quien llegaba cansado del ‘mandado’ y no podía evitar dormir.

Aun así, don Aarón es el peluquero más trabajador del Mante.

Llega a las 8 de la mañana a su negocio y lo cierra a las 10 de la noche.

Está visto que PABLO GONZÁLEZ LEÓN es un presidente municipal que crece en imagen y mejora la calidad de su accionar, conforme transcurren días.

El sabe que el ejercicio de su poder está acotado, tiene límites y fecha de caducidad, como las latas de sardinas valga la comparación.

Sabe PABLO GONZÁLEZ LEÓN que su gobierno durará escasamente mil 100 días a lo sumo (3 años) y que en ese corto periodo de tiempo, él deberá hacer milagros y cumplir con estricta disciplina compromisos, retos, objetivos y metas. Amén de esto, sabe que tiene el deber moral de hacer que su partido PRI derrote a los adversarios, en los procesos electorales por venir.

El alcalde además, se ha dado cuenta que por antonomasia, todo alcalde debe ser además de alcalde, líder o jefe político.

¿Qué significa esto?

Simple. Significa que Pablo González León deberá contar con un sano espíritu de celos no dejando ni permitiendo que terceros, o advenedizos (de su partido el PRI) brinquen sus trancas y asuman liderazgos desordenados que no corresponden.

Las prisas ganan a todos, cierto. Hasta cierto punto es normal.

Pero para esto, los aspirantes deben saber que existen reglas. Y que el factor tiempo y destiempo cuenta.

A casi todo alcalde le sucede, es como un mal endémico, que todo aquél político acelerado quiera invadir el territorio de un presidente municipal sin pedir permiso, en aras de obtener éxitos futuros.

Pero este mal costumbrismo en general causa desorden, si no se hace adecuadamente.

Lo vemos en ALEJANDRO GUEVARA COBOS, quien aprovechando la imagen del presidente ENRIQUE PEÑA NIETO y sus giras presidenciales se auto promueve gratuitamente como eventual ‘candidato’ a gobernador de Tamaulipas, dejando con un palmo de narices las ambiciones de otros, como HOMERO DE LA GARZA TAMEZ y de ENRIQUE CÁRDENAS DEL AVELLANO.

Es probable que Alejandro Guevara haya sido reprendido por su ansiedad, en secreto. Sabiendo que su comportamiento solo trastoca y divide al priismo tamaulipeco, alguien quizá ya lo exhortó a que sea mesurado.

El horno no está para bollos en Tamaulipas.

El PAN le tiene tomada la medida de su cintura al PRI en elecciones federales, está más que comprobado.

Y ahora con dos plazas importantes cedidas por el tricolor al PAN como son Matamoros y Nuevo Laredo (son casi 5 Distritos electorales en estos dos municipios), más difícil se hará que el PRI refrende el mando.

Es falso que el esquema presidencialista que el PRI acostumbra a ejecutar desde Los Pinos, mandando al ‘amigo’ del presidente a gobernar estados y municipios sea el mejor.

Al contrario, es el peor, el más doloso y antidemocrático. Es donde se corren más peligros de perder elecciones.

Es por eso quizá que en su último viaje de Alejandro Guevara al Mante, no le ofreció ‘desayuno-solo-con-café’ en el Hotel Mante a la prensa local, disculpándose con su jefe de prensa Manuel Núñez Rangel.

Es muy posible que altos mandos le puso freno a sus alocados impulsos.

Por último, es pertinente hacernos la siguiente pregunta: ¡Conviene a la democracia que desde Los Pinos Enrique Peña Nieto determine en un futuro quién gobernará Tamaulipas el próximo sexenio? ¿O es mejor que sean las bases priistas tamaulipecas, quienes decidan?

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