Estado

OBSERVANDO, La importancia del ejemplo.

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Por José de la Paz Bermúdez Valdés.

  • La importancia del ejemplo.
  • La tarea de los nuevos legisladores estatales.
  • Observado.

 

  • La importancia del ejemplo.

 

En tránsito por una de las calles de Matamoros, Tamaulipas, un joven padre recibió la pregunta de su pequeño hijo que lo acompañaba en el automóvil

 

¿Papá, porque tú siempre que hay en un semáforo la luz roja te detienes?

Porque la luz roja, indica que debo pararme. Hacer alto.

 

¿Entonces, porque los que dices que son los representantes de la autoridad no se detienen cuando el semáforo está en rojo?

 

El niño se refería a un convoy de los que suelen violar todas las disposiciones legales de la policía: federal, estatal o tránsito local, que en esos momentos sin ninguna precaución cruzaban frente al vehículo donde viajaban el joven padre y su hijo.

 

Esa conducta asumida por dizque las autoridades ya se ha vuelto cotidiana. El ejemplo es contundente, quien dice representar la ley no la respeta, consecuentemente se fomenta la anarquía y el desorden.

 

Es importante que quienes se desempeñan como jefes de esas corporaciones pongan orden en sus elementos, la ciudadanía le teme más a quienes portan uniformes que a quienes tradicionalmente están identificados como los delincuentes. ¿O será que están compitiendo para ver quien genera más temor?

Y es que ese ejemplo negativo, que nuestros hijos observan a diario, permite crear la conciencia de que si quienes están para vigilar que se cumpla la ley no lo hacen, entonces, los ciudadanos no estamos obligados a hacerlo. ¡Grave percepción!

 

Esta cuestión del mal ejemplo es trascendental, hoy observamos en el país un desorden generalizado, la Secretaría de Educación Pública (SEP) presuntamente queriendo establecer orden en sus atribuciones, “rescatando la funciones “ suelen afirmar sus funcionarios, presentó una serie de propuestas al ejecutivo federal para modificar las disposiciones en materia educativa.

 

Obviamente, dichas modificaciones no alcanzan el título que se ha pretendido otorgarle de Reforma Educativa, ya que su espíritu, se encamina a las atribuciones laborales de los trabajadores de la educación, presuntamente normadas desde un Instituto para la Evaluación Educativa (INEE).

 

Sin embargo, en franca ausencia de profesionalismo de quienes reclaman una “educación de calidad” imprimen libros con horrores ortográficos, que demuestran que quienes dirigen la educación nacional, son y deberán ser los primeros a evaluarse por dicho Instituto.

 

Ejemplo más claro de la ineptitud de los funcionarios de la SEP no se puede ofrecer.

 

Licitan los equipos de computo “laptop” y resulta que falla la licitación. ¿Así o más incapaces de  desarrollara las funciones para las que el neonazi de Emilio Chaufett desempeña?

 

La inexistente Reforma Educativa, muestra cada día que su ineficacia es total, desde la pretendida acción que deben desarrollar los Consejos Técnicos Escolares (CTE), hasta la aplicación de un calendario escolar propio de la explotación obrera de la época de la Inglaterra en que se gestara la Revolución Industrial.

 

Tal vez, las lecciones de la historia en nuestro país, no han sido suficientes y por lo mismo no han sido aprendidas por quien dirige la educación nacional. Omite, quizás por ignorancia – no por mala fe –, las luchas obreras de Cananea y Río Blanco, movimientos realizados en reivindicación de la dignidad humana.

 

¿Será verdad que quieren modernizar México? O simplemente convertirlo en el país de la explotación inmisericorde, productora de mano de obra barata y con unos cuantos millonarios que aparezcan en las revistas de los hombres más ricos del mundo.

 

Hasta ahora los hechos demuestran esa actitud, más de la mitad de la población nacional se encuentra en pobreza extrema y por lo que se ve, cada años se incrementa esa población.

 

Aquí habría que preguntarse ¿Así como los que se denominan autoridades y presuntamente nos protegen, violentan la ley diariamente, quienes dirigen al país, quieren mejorarnos?

 

 

  • La tarea de los nuevos legisladores estatales.

 

La tarea que espera a los nuevos legisladores en Tamaulipas, no es menuda. Tienen ante sí, la corrección de muchas acciones equivocadas tomadas por el actual gobierno estatal.

 

Por principio de cuentas está lo relativo a los impuestos que pagamos los tamaulipecos. ¿Dónde está ese dinero?

 

Más adelante, deberán revisar cuáles son los conceptos por los cuales miles de ciudadanos no cubren sus impuestos: por elevadas tasas impositivas, por dificultades estructurales para realizar el pago, por cobros indebidos, por cargos de intereses y recargos inadecuados y excesivos, en fin, por ausencia de una política hacendaria ágil y eficiente, que permita pagar dichos impuestos.

 

Las campañas hasta ahora emprendidas con el objeto de incrementar la recaudación, son más falces que reales.  Dichas acciones están más encaminadas a la usura que a la cobertura de los gravámenes.  La pretensión de cobrar intereses y recargos, se asemeja más a las instituciones bancarias, que a un gobierno, que dice representar los intereses del pueblo. Son desmedidas las pretensiones de cobro por los conceptos antes citados, que convierten en prohibitivas las posibilidades de cumplir con la hacienda pública.

 

No se ha querido entender por parte de los usureros estatales, que no se puede agregar intereses a los adeudos de impuestos, supuesto que en ningún momento el estado ha erogado ningún capital, que permita dicho cobro, simplemente existe el no cumplimiento de un deber, no del ser.

 

Ojalá nuestros gobernantes entiendan que si un contribuyente no cubre el pago oportuno de sus impuestos, no es porque le guste ser deudor, sino que su situación económica o financiera no se lo permite y el estado, está obligado a considera esta situación, no a gravar más la situación sumándole intereses y recargos.

 

  • Observado.

Miles de escuelas, que carecen de edificio escolar iniciaron sus actividades, ¿Podrá el gobierno estatal dotarlas de edificio escolar? Ojalá que así sea, porque si no, ¿Cómo le cobramos intereses al gobierno por no cumplir con sus obligaciones? ¿De cuánto serían los recargos y los gastos de ejecución?

Y eso es solamente en el rubro de educación.  Habría que cobrarle por no pavimentar las calles de las ciudades, por no tapar los baches, por no introducir los servicios de agua y drenaje, de electrificación, etc.  Por no brindar seguridad pública a los ciudadanos.

En fin, hay tanto porque cobrarles intereses, recargos, gastos de ejecución y demás conceptos que han inventado los recaudadores, que al igual que los contribuyentes, se coloca el gobierno estatal en una situación de débito permanente. ¿Le ofreceremos facilidades?

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