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La cuarta república panista

logo pan1El Fogón / Por José Ángel Solorio Martínez

La cuarta república panista

Por José Ángel Solorio Martínez

El panismo tamaulipeco ha tenido cuatro fases en su desarrollo y crecimiento. La primera: los años 70s cuando desplegó una actividad electoral para oponerse a la política estatista del Presidente José López Portillo. La segunda: la década de los 80s al entrar en la fase de concertacesión con el salinismo. Tercera: las administraciones presidenciales de Vicente Fox y Felipe Calderón; al recibir los beneficios de esas sombras protectoras, se erigieron como el partido mayoritario en la entidad, electoralmente hablando. Y la cuarta: el dolor actual de la ausencia del presidencialismo benefactor que ha exhibido a una ola azul tamaulipeca sin orientación, sin sentido.

La primera república panista fue nutrida por la aparición de un amplio sentimiento conservador de las élites rurales y urbanas ante la práctica estatista –nacionalización de la Banca y el control de cambios y sobre todo el fenómeno palpable, concreto del lopezportillismo que creó el Distrito de Drenaje San Fernando con cientos de miles de hectáreas expropiadas-. Decenas de productores agropecuarios se movieron hacia la derecha y optaron por el PAN como una opción para manifestar su postura de rechazo a la estrategia social presidencialista.

En distritos como el VII con cabecera en Río Bravo, un candidato panista sin presencia, apenas conocido, obtuvo la fenomenal cifra de 10 mil votos. (Estamos hablando de la segunda mitad de la década de los 70s). Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo también mostraron su simpatía por los candidatos albiazules.

La segunda república panista, creció por el desmantelamiento de las burocracias obreras y sus redes de poder. Agapito González en Matamoros; Reynaldo Garza Cantú en Reynosa; Pedro Pérez Ibarra en Nuevo Laredo y Joaquín Hernández Galicia y Diego Navarro en el sur del estado, fueron ultimados por el salinismo. Amigable paisaje para los empresarios panistas: sus acérrimos enemigos estaban fuera del escenario y sus espacios vacios dejaban ver expectativas electorales muy almibaradas.

La tercera república azul fue del todo jubilosa. Con el apuntalamiento de los presidentes Fox y Calderón se transformó en el partido de mayor consenso social en tiempos de elecciones federales. (Y bastante exitoso en comicios locales). Con la mano amiga de los delegados federales, hicieron lo que quisieron con el presupuesto de la federación. Con una efectividad electoral nunca vista el panismo se consolidó en la región como una fuerza inobjetable.

Tanto que mandaron al PRI a un penoso tercer lugar.

La cuarta república panista, es la de la orfandad. Sin Presidente de la república que valga, la ola azul se transformó en un remedo de lo que fue: un partido sin liderazgo, una organización sin rumbo y un movimiento político en liquidación.

Los ejemplos más emblemáticos de ese estadio azul son Matamoros, Ciudad Victoria, Reynosa, Tampico y Nuevo Laredo. En Matamoros, el PAN se desangra en una riña interna de mal gusto y peores consecuencias; en Reynosa, los grupos albiazules han entrado en un debate degradante y degradable tanto para Chuma Moreno como para el JR Gómez, proporcionando oxígeno al candidato priista; en Nuevo Laredo, gane Cantú Rosas o Carlos Montiel, triunfará el PRI: ambos tienen origen e intereses en ese partido; en Victoria, Gustavo Cárdenas juega al esquirol fracturando y achicando las posibilidades de los nuevos cuadros panistas agrandando la suerte de Alejandro Etienne y en Tampico la perniciosa alcaldesa prianista Madgalena Peraza ha secuestrado al PAN y amaga con entregarlo al gobierno.

¿Verá la luz el PAN, en esa oscuridad que se percibe profunda y viscosa?..

Está complicado.

No se ven liderazgos con fuerza y con temple.

Cierto: en política lo único absoluto es la incertidumbre.

Lo que desde ya se puede afirmar, es lo siguiente:

Si el PAN se derrumba en la contienda que viene, estaremos presenciando una de las autoinmolaciones políticas más estridentes en la región. Sería, para efectos históricos, la conclusión del ciclo de la cuarta república panista…

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