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YARRINGTON NO ESTARA SOLO EN EL BANQUILLO DE LOS ACUSADOS; LA CLASE POLITICA PRIISTA DEBE ACOMPAÑARLO

Cuando Tomás Yarrington ocupe su lugar en el banquillo de acusados frente a un tribunal de Estados Unidos no estará solo, de algún modo lo acompañará la clase política mexicana, porque es uno de sus subproductos.

Su carrera de diputado federal a gobernador de Tamaulipas no se explica sin el apoyo de sobresalientes personajes priístas y el disimulo de panistas. Por supuesto tuvo que conocer a Salinas de Gortari, porque es el gran gurú pripánico.

Hay un momento central en su biografía: cuando formó parte del Tucom: Todos unidos contra Madrazo, la rebelión de tres colores que terminó por frustrar las aspiraciones presidenciales en 2006 del malogrado maratonista.

LOS CONTACTOS

Ese grupo estaba formado por Enrique Jackson, entonces coordinador de los senadores del PRI; Arturo Montiel, ex gobernador del estado de México y hoy primer tío de la nación; Natividad González, ex gobernador de Nuevo León, y Enrique Martínez y Martínez, ex mandatario de Coahuila. Éste fungió hasta fecha reciente como secretario de Agricultura en el gabinete de Peña Nieto y hoy es embajador en Cuba.Yarrington llegó a aspirar a la Presidencia. ¿Se imaginan? No lo consiguió, pero sí logró colocar como sucesor en Tamaulipas a uno de sus más cercanos, Eugenio Hernández, quien es buscado por autoridades de Estados Unidos.

Después de Eugenio, el PRI designó a Rodolfo Torre Cantú candidato a la gubernatura, pero fue asesinado en plena campaña y por ‘‘derecho hereditario’’, aunque no existe en la Constitución, fue designado como sustituto su hermano Egidio, quien acaba de terminar seis años nada pacíficos.

Para sucederlo, el PRI postuló a Baltazar Hinojosa Ochoa, pero perdió frente al candidato del PAN.

El presidente nacional del PRI era Manlio Fabio Beltrones.

La crónica de la ceremonia cita entre los asistentes al ex gobernador Eugenio Hernández, presuntamente prófugo.

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