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El informe presidencial dejo de ser la fiesta del Presidente

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Raúl Hernández Moreno

Agosto 31

Hace 27 años, el 1 de septiembre de 1988, los senadores y diputados federales de oposición, tumbaron de su nicho –que entonces parecía intocable- al presidente de la república, Miguel de la Madrid.

La rebelión oposicionista la encabezó un senador que dos años antes era priista y además fue su presidente nacional, Porfirio Muñoz Ledo.

Desde su curul, que estrenaba justo ese día, Porfirio increpó al Presidente por las fundadas sospechas de fraude en las elecciones presidenciales, realizadas en el mes de julio de ese año.

Junto con él otros legisladores, desde sus curules, mostraban cárteles con leyendas protestando por el fraude.

De la Madrid fue increpado, una y otra vez, con gritos en contra del fraude. Al final, Muñoz Ledo salió del recinto en medio de golpes, empujones y mentadas de madre que le dedicaron senadores, diputados y líderes sindicales del PRI, como Leonardo Rodríguez, de la CTM y Víctor Flores, de los ferrocarrileros.

A partir de 1988, el Informe Presidencial dejo de ser la fiesta del Presidente en turno. Antes de ese año, el Informe Presidencial servía para que gobernadores, senadores, diputados, alcaldes, los empresarios más poderosos, jefes de estados extranjeros, artistas y deportistas, intelectuales, todos, acudieran al Informe para ver, aplaudir y felicitar al mandatario.

El informe se transmitía por radio y televisión y a los trabajadores se les permitía salir más temprano que de costumbre, con la intención de que pudieran escucharlo y verlo.

Con el paso de los años la oposición se fue radicalizando. Vicente Fox, en calidad de diputado, se colocó unas boletas junto a las orejas, para burlarse del Presidente Carlos Salinas.

El diputado del PRD, Marco Rascoe, se colocó una máscara de cerdo durante el segundo informe del Presidente Ernesto Zedillo.

A Vicente Fox no lo dejaron leer su Sexto Informe y a Felipe Calderón, para protestar como Presidente de la República, tuvo que entrar al Congreso, a través de una puerta trasera, porque activistas de varios partidos no querían que entrara.

Desde el 2007, ya no es obligatorio que el Presidente entregue su informe ante el Congreso, puede mandarlo con su Secretario de Gobernación y después da un mensaje a la nación, a través de los medios electrónicos.

Enrique Peña Nieto dará su mensaje el 3 de septiembre.

Si bien es cierto que el Informe Presidencial dejo de ser la fiesta del Presidente, en las 32 entidades y en la mayor parte de los municipios, los informes de gobernadores y alcaldes, siguen siendo una fiesta de los gobernadores y de los alcaldes. ¡Se gastan miles de millones de pesos en promocionar los resultados de los informes!

En los informes es más importante qué invitados asisten, que lo que se informa, con el añadido de que ninguna autoridad cuestiona lo que se informa, como si por decirlo gobernadores y alcaldes, fuese suficiente.

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