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Dijeron que el “trabajo” era atender al presidente, con trabajos orales y el sexo que quiera: ‘Renata’

Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre sólo me hizo 5 preguntas: si tenía novio, si era soltera, si tenía hijos, dónde vivía y cuántos años tenía…

Testimonio de Renata, 22 años, sobre la red de prostitución que operaba en el PRI-DF:

Yo también vi el anuncio en el periódico. Vi el teléfono, llamé, y me contestó la señorita Adriana, me dio cita para acudir al siguiente día. Fue el año pasado.

Cuando llegué al edificio rojo del PRI-DF (ahora pintado de blanco), me pasaron a una oficina, con una señorita, me parece que es Sandra, ella me entrevistó, me dijo que si había trabajado de edecán. Todo parecía que el trabajo era de edecán.

Pero ya después me dijo: bueno, mira, pues el trabajo está así, es para atender a nuestro presidente, pero de manera sexual, se le hacen trabajos orales y el sexo que él quiera, como él quiera, pero es como tú quieras.

Si quieres trabajar nada más de edecán, pues puedes estar como recepcionista, o si quieres hacer el otro trabajo, pues el sueldo ya es mayor.

Yo dije: Nada más de edecán.

Dijeron: Entonces pasa, te van a tomar unas fotos, me llevaron al baño y me tomaron una foto.

Pero nos habían pedido un vestuario, que lleváramos según formal, pero si se podía vestido corto. Me puse mi vestido corto. Me tomaron la foto. Adriana fue quien la tomó.

Me citaron al otro día para llevar papeles.

Cuando me los pidieron, ni siquiera sabían qué pedirme, dije: ¿pero qué papeles? Y me dijo: “Pues los que siempre te piden en un trabajo… tu IFE, tu CURP, comprobante de domicilio”, no sabían ni qué pedirme, me dijo “ahí los que siempre llevas”.

Eran de 8 mil a 10 mil (según el trabajo). Seguí el proceso…

Me citaron a las 9 de la mañana, fue cuando lo conocí (a Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre) él me entrevistó.

Me pasaron a su oficina y sólo me hizo como 5 preguntas: me dijo que si tenía novio, que si era soltera, que si tenía hijos, que dónde vivía y cuántos años tenía. Fue lo único que me preguntó.

El señor es como muy déspota: cuando entré a la oficina, me barrió de pies a cabeza, me dijo que tomara asiento, pero en ningún momento me volteó a ver en la cara después, y hacía como anotaciones en su teléfono.

Salí, me pasaron a otra oficina, él me dijo que le llamara a Priscila, y ya entró Priscila, no sé qué le dijo, nos pasaron a otra oficina, estaban más chicas, éramos como 15 más o menos, o más. Las más grandes tenían como 32 años, y había unas de como 18-19.

Todas estábamos como en un cuartito. Ahí nos pasaron, que esperáramos para saber si el señor nos había elegido o no.

Yo como dije que sólo iba para edecán o recepcionista, me dijeron que no, que el trabajo era todo o nada. Que si no quería, pues gracias. Dije: pues sí gracias. Y ya me voy.

Mientras estábamos esperando pasó una chica y estaba nerviosa. Que el señor ya quería un trabajo oral. La chica no sabía si hacerlo o no pero dijo que necesitaba el trabajo. Me fui, pero se quedó ella y me imagino que sí lo hizo.

Que se haga justicia y que todo lo que hemos hecho (presentar la denuncia) no sea en vano. Nos hemos arriesgado y hemos estado viviendo con miedo.

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