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La pichulita de Vargas Llosa y el tuit de Loret

ESCENARIO POLÍTICO

Por Marco Antonio Torres De León

Todos los hombres arrinconamos en nuestro espíritu un pavoroso miedo a la castración, a quedarnos sin testículos, digámoslo llanamente.

En el fondo de nuestra alma, tememos que por accidente, un día algún suceso infausto nos arrebate las joyas viriles que nos diferenciaron de las mujeres, los huevos.

Pues bien, el único hombre (niño en realidad) que no temía perder nada, porque su alma era infantil, inocente y casta fue Cuéllar, personaje de Mario Vargas Llosa en su obra literaria Los Cachorros, quien fue mordido por las fauces de un perro llamado Judas, dejándolo inerte, indefenso, postrado y sangrante.

Nadie en su sano juicio querría estar en los zapatos del pequeño Cuéllar desde aquél funesto momento.

Siendo niño soportó la castración estoicamente; y aunque intentó guardar el secreto de su vergüenza, pidiéndole a sus más íntimos amigos no revelaran el cruel secreto, no lo logró.

La lengua no tiene hueso. Y se desvive por cumplir la tarea para lo cual fue creada, destruir.

Al final en su salón de clases todos se dieron cuenta de que Judas, el maldito perro le había arrebatado sus testículos.

Así que cuando oyó por primera vez su apodo, ‘La pichulita’, su mundo infantil se le vino abajo, al limbo. Lloraba, gemía, tartamudeaba, clamando interiormente; y en forma de súplica pedía: ‘Dios mío, que ese apodo tan feo, no me lo estén diciendo a mí’.

Es un apodo muy feo.

Pero Cuéllar se equivocó. El apodo si era para él.

No podíamos dejar de relatar este suceso de Mario Vargas Llosa, pues como buen peruano criollo que es, describió en Los Cachorros con innata habilidad la jerga y vocablos de su país.

Nutrió el idioma, con expresiones y peruanismos jamás oídos allende las fronteras.

Pero bien, hasta aquí con esto…

Para iniciar este legajo, les comparto amables lectores, la siguiente definición de Roque Barcia, quien nos describe a la perfección la importancia de la palabra.

‘La palabra es una especie de jeroglífico cuyo misterio se llama ‘idea’, como la idea es otro jeroglífico cuyo misterio se llama ‘espíritu’, como el espíritu es otro jeroglífico cuyo misterio se llama Dios’.

‘Quitemos a un vocablo su idea y dejará de ser vocablo, como si quitamos a un jeroglífico su misterio y dejará de ser jeroglífico’.

Es encantadora su definición, su axioma. Mayormente en tiempos como hoy, donde se confía más en el poder de bombas y ametralladoras para hacer caer caciques, potencias, reyes y virreyes, que en el poder de la palabra.

Es magnífica la enunciación hecha por el escritor español Roque Barcia, uno de los padres de la sinonimia y antonimia, y cuyas obras literarias, 250 años después, sigue ejerciendo influencia absoluta en el mundo de las letras finas.

Barcia, español que vivió en el siglo XVII, se caracterizó por ser un educador del pueblo.

Le dolía profundamente que el pueblo fuera ignorante; invertía tiempo (años incluso) en hacer obras literarias que ayudaban a educar a los iletrados.

Empero el gobierno español las prohibía, las mandaba quemar como hoy se quema la marihuana, como lo describe su biografía:

‘Barcia escribía obras para educar al pueblo y el gobierno las prohibía para que el pueblo permaneciera siempre en la oscuridad de las ideas de regeneración social’.

Lo anterior nada tiene qué ver con la visita que hará al Mante el sábado próximo el gobernador Egidio Torre Cantú. Y a saber su visita no trae jiribilla de ningún tipo, sino que –dicho en otras palabras- para el mandatario estatal la de éste sábado será una visita más, nada fuera de lo común, nada extraordinario.

También es como se dice, el gobernador no se hace responsable, sino de los huesos propios que lo forman, no de los huesos ajenos. Tampoco se hace responsable de los suspiros de terceros.

Aunque a la verdad, lo hemos dicho, este gobernador carece del olfato, picardía y sagacidad verbal, cualidades que caracterizaron a Eugenio Hernández Flores por citar un ejemplo.

Aquél solía revestir –en sus escenarios- todo cambio a celebrar con paradojas, anécdotas, interrogantes, mismas que quedaban en el aire y daban la ambientación.

Era experto en cortar las alas; nunca se olvida aquél cortón que dio a las aspiraciones del entonces diputado local JESÚS ZERMEÑO diciéndole: ‘Eres experto en meter la pata donde no debes, Chuy’.

Fue quizá por ello que todo mundo –del PRI- acudía sin falta a los eventos políticos de Eugenio Hernández Flores; era lo mismo que ir a misa los domingo.

El padre (sacerdote) les dictaba la plana. Eugenio Hernández era el gurú mayor.

Repetimos, Egidio Torre no se hace responsable de huesos ajenos, ni tampoco de suspiros en terceros.

A menos que en sus concerta-cesiones secretas, haya prometido cosas que tengan qué ver con el presente o el futuro del Mante o del distrito seis; y que entre esos secretos estén el favorecer a Rigoberto Rodríguez Rangel a proximidad inmediata.

No lo creemos, aunque en el terreno de las probabilidades cabe toda opción, por descabellada que parezca.

Y que tal vez por la misma razón sin querer queriendo el gobernador esté creando a su alrededor –desde tras telones- una parafernalia marca diablo.

Aunque hasta donde sabemos, el gobernador dicta desde Victoria su destino, tan polemizado a estas alturas, después de lo ocurrido en Tampico.

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Pues hasta el periodista Carlos Loret de Mola se montó en el afamado corcel tamaulipeco, tuiteando la siguiente expresión: ‘Tiene razón el gobernador Egidio Torre Cantú. Tamaulipas no necesita un comisionado, lo que necesita es un gobernador’.

Tras redactar su lapidaria frase, no pasaron ni cinco minutos para que fuera retuiteada y vuelta a retuitear por los gratuitos enemigos del gobernador, causando explosividad, enojo, júbilo o lo que sea entre los cibernautas.

Hoy fue bandera de ataque de todos los anti-egidistas, que lo hicieron papilla.

La frase de Loret de Mola fue como echar leña al fuego, luego de que durante la semana las críticas hechas al mandatario tamaulipeco estuvieron como las guayabas de mi pueblo, a peso el kilo, baratas.

Pero volviendo al asunto, en política práctica, diaria, cotidiana, no teórica, diremos que por tradición son los municipios quienes se someten a la agenda de un gobernador; no un gobernador a la agenda de los alcaldes.

Un alcalde invita a un gobernador, y sí, ciertamente puede correrle la cortesía; más nunca influye en sus decisiones finales. Ni garantiza que un gobernador acuda.

Pues para eso Egidio Torre tiene empleados y jefes de área, ellos le indican a donde ir.

El asunto de la toma de protesta como presidente del PRI de Rigoberto Rodríguez Rangel, ciertamente no ha sido reservado exclusivamente para él.

Se les reservó a todos los dirigentes del PRI de la región, quienes estarían el sábado (mañana) en el auditorio municipal desde las 11 horas para rendir su protesta de rigor.

Quizá el mayor mérito en el caso de la visita del gobernador le pertenezca al alcalde PABLO GONZÁLEZ LEÓN, quien en efecto, es el líder moral de todo el priismo regional, por ser El Mante la única cabecera de distrito que hay en 100 kilómetros a la redonda.

Así pues, quien quiera darle a Rigoberto Rodríguez más virtudes de las que posee, tal vez yerra.

Y con lo inteligente que es, Rigoberto Rodríguez no creemos se vaya con la finta nique acepte cualidades como las posee Superman.

Él sabe que su papel, el que más le conviene es el bajo perfil.

Amén de esto, es obvio que Rigoberto Rodríguez no tiene nada garantizado, aunque exista promesa de por medio.

Primero debe ganar con amplitud y generosidad la elección federal del 2015, el próximo año; y de todos es sabido que el PAN, la oposición, es cruenta en su guerra anti-PRI en elecciones intermedias.

Es verdad lo que vamos a decir: el PAN sobrevive en Tamaulipas de las limosnas que le regala el PRI.

Aquí mismo, en el sexto Distrito, la ex candidata del PAN VIRGINIA GARCÍA PEDRAZA vendió su presumible victoria por empleo federal para su marido, RODOLFO CAMACHO, quien gracias al poder de negociación de su mujer, hoy cobra religiosamente en Profeco federal.

Lo raro fue que Virginia García Pedraza vendió todo antes de tiempo, no después.

Pudo haber sido diputada federal, pero prefirió asegurarle sueldo federal a su señor esposo, que fungir como legisladora.

Así es el PAN en Tamaulipas.

Entonces, visto así el escenario, concluimos pues que el mundillo político en Tamaulipas es un asco, son heces arrojadas al viento.

Y que las habilidades del próximo dirigente del PRI Rigoberto Rodríguez Rangel, quizá solo deban ser las de ‘llegar al precio’ del enemigo, como ocurrió hace 2 años, cuando el PRI perdió seis distritos federales electorales de Tamaulipas.

Bien, por ahora es todo, en breve nos leeremos.

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